DANZA PARA LA SALUD Los estudios realizados sobre la danza, han demostrado que ésta atesora beneficios muy positivos para la salud mental. En mi experiencia como maestro de danza contemporánea y ballet clásico, con más de treinta años en la profesión, he observado que muchos de mis alumnos mejoran en los indicadores de salud mental, con un importante aumento en la autoestima, el estado de ánimo, las relaciones sociales y familiares, unido a una mejora de la imagen física. Todo ello, en consecuencia, contribuye a una disminución de los estados de depresión, estrés o ansiedad, lo que nos convence de la importancia de la danza como una estrategia para la prevención de enfermedades mentales.
La danza es una actividad neuropsicológica y holística, no existe actividad más completa que la danza para la estimulación del cerebro. Es una actividad que precisa y estimula el ritmo, que incide directamente en el sistema límbico y en nuestra corteza motora, implicando positivamente en los estados psíquicos, físicos y sociales. La danza, además, contribuye a la elevación del estado físico y de factores cardiovasculares saludables. Por todo ello, podemos considerar la danza como una actividad física saludable. Sin embargo, si equiparamos la danza con el deporte, es manifiesto que la danza recibe muchísima menor difusión y ayudas institucionales que el deporte, cuando la danza forma parte de una seña de identidad sobre todo para las nuevas generaciones.
Es conocido que la práctica de la danza de manera sistemática aporta grandes beneficios en la salud física y psíquica y ayuda a la prevención de enfermedades coronarias, artritis, depresión, ansiedad y deterioro cognitivo.
Por lo antes expuesto, podríamos considerar la danza contemporánea y el ballet clásico como una actividad física, sin embargo, ésta es una consideración errónea, porque la danza y el ballet son mucho más que eso. La danza, como forma artística, está enfocada en transmitir a través del propio cuerpo del bailarín, emociones, vivencias y recursos. El bailarín conecta con el espectador a través de su cuerpo, y lo que es un hecho, es que el espectador puede admirar la danza con los mismos sistemas neuropsicológicos que el bailarín.
Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, mi experiencia de más de treinta años como maestro de danza y numerosos estudios realizados sobre este tema, se puede afirmar que la danza, como actividad física, puede contribuir a mejorar la salud mental. De hecho, en algunos países, los movimientos rítmicos de la danza y la música se utilizan con fines terapéuticos.
Cuando bailamos, segregamos altos niveles de serotonina y dopamina, que contribuyen a la mejora de la concentración, el estado de ánimo y aumentan la plasticidad cerebral. Los beneficios de la danza para la salud mental son, por tanto, indiscutibles.
La práctica sistemática del ballet y la danza contemporánea podría ser muy beneficioso para ti y tu hijo.
Jorge Sánchez Agramonte
Director de la Escuela de Danza
Valladolid Danza Abierta
Licenciado en folklore y danza contemporánea
Escuela de Danza Valladolid Danza Abierta
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