Siempre que empieza un nuevo año nos gusta echar la vista atrás y recordar por qué empezamos esta aventura en Danza Abierta.

Nuestro único objetivo es enseñar el arte de la danza. Pero nuestros alumnos y alumnas aprenden muchísimas cosas más durante todo el tiempo que están con nosotros. La danza requiere disciplina, compromiso y constancia. El bailarín necesita autoexigencia, autocontrol y afán de superación pero no conseguirá nada sin el trabajo en equipo, la solidaridad o la empatía con sus compañeros.

En nuestra academia enseñamos a niños y jóvenes a profundizar en el conocimiento y apreciación de la danza, pero también fomentamos su creatividad y su sensibilidad hacia otras manifestaciones artísticas. A la vez que aprenden se divierten creando coreografías, inventando nuevos movimientos y compartiendo sus experiencias con sus compañeros.

Nuestro maestro Jorge, con una grandísima experiencia detrás como bailarín y coreógrafo, siempre está en constante búsqueda del perfeccionamiento y la actualización de las técnicas pedagógicas con el único objetivo de conseguir la mayor calidad posible en su enseñanza. Por eso, cuando es necesario traemos a los mejores profesores para complementar nuestros conocimientos y que la formación de nuestros alumnos sea lo más completa posible.

A lo largo del tiempo que nuestros alumnos están con nosotros aprenden las bases y conceptos de la danza clásica, para poco a poco ir perfeccionando sus fundamentos y ampliar su registro hacia la danza contemporánea, en la que Jorge es un auténtico especialista.

 A través de nuestras clases queremos que los niños y niñas aprendan a disfrutar, pero también que descubran su vocación, que potencien su talento y que desarrollen su capacidad creativa.

Durante estos 12 años han pasado cientos de alumnos y alumnas por Danza Abierta que nos han convertido en un referente en Valladolid. Pero lo que más orgullo nos produce es haberles visto crecer personal y artísticamente a nuestro lado.